Higiene Menstrual libre de impuestos en América Latina
Eliminación de impuestos impulsa la lucha por una gestión menstrual justa y accesible en la región, marcando un hito crucial hacia una verdadera libertad menstrual
Los precios de los productos menstruales plantean un desafío global al acceso a suministros esenciales, afectando tanto a países en desarrollo como desarrollados. En un lapso de 38 años, la mujer promedio experimenta aproximadamente 456 períodos, dedicando unos 6.25 años o 2,280 días de su vida al sangrado mensual. La “pobreza de época” persiste debido a la dificultad para garantizar seguridad y accesibilidad durante la menstruación. Destaca el impacto financiero, evidenciado por el costo de un paquete de toallas sanitarias equivalente a un almuerzo común, según la ONG Plan Américas. Además, los impuestos sobre productos menstruales, considerados injustos, contribuyen significativamente a esta problemática, aunque algunos países, como Kenia, han abolido estos impuestos desde 2004.
Guiulianii Canales, educadora menstrual mexicana afirmó “En América Latina aún es necesario ampliar más estos proyectos e iniciativas y que tengan más impulso para que las personas que menstrúan no nos afecten en nuestra vida diaria y especialmente en poblaciones de bajos recursos o que están olvidadas por los gobiernos. de América Latina”
DESAFÍOS EN AMÉRICA LATINA PARA ELIMINAR IMPUESTOS A PRODUCTOS MENSTRUALES
En la búsqueda de una “menstruación digna”, la región sur de América Latina ha experimentado avances notables en la eliminación de impuestos sobre productos menstruales. Colombia, como pionero, derogó el impuesto sobre toallas sanitarias y tampones en 2018, aunque críticas apuntan a que los precios apenas han disminuido. El informe de la ONU, “Menstruación en América Latina, Progreso desde una Perspectiva de Desarrollo Sostenible”, destaca este avance, pero subraya la necesidad de políticas concretas para abordar las complejas demandas menstruales.
A pesar de avances en Colombia y Ecuador eliminando el IVA a productos de higiene femenina, la región andina presenta respuestas variadas, con Argentina y Uruguay liderando con tasas del 21% y 22%, respectivamente. La investigación de 2020 revela que esta política fiscal ignora la desigualdad económica y social, planteando la necesidad de medidas más equitativas en toda la región.
AVANCES LEGISLATIVOS PARA UNA MENSTRUACIÓN DIGNA EN AMÉRICA LATINA
En octubre de 2021, el Congreso Nacional de México aprobó la eliminación del IVA a los productos de gestión menstrual en todo el país, una medida que entró en vigor en 2022. Este logro se atribuye en gran medida al movimiento sin fines de lucro “Menstruación Digna”, compuesto por más de 30 asociaciones dedicadas a la defensa de los derechos de las mujeres. Este grupo ha trabajado incansablemente para desafiar la desinformación y derribar los tabúes relacionados con la menstruación en la sociedad mexicana.
Costa Rica también se unió a esta tendencia con la aprobación del proyecto de ley “Menstruación y Justicia”, que reduce el IVA del 13% al 1% en productos menstruales. La ley no solo se centra en aliviar la carga financiera, sino que también busca facilitar el acceso gratuito a productos de higiene menstrual para mujeres en prisión, jóvenes y niñas en instituciones educativas, al tiempo que promueve la educación menstrual a nivel nacional. Marysela Zamora, presidenta de Nosotras Mujeres Conectando y líder de la campaña “Cambiemos la Regla”, subraya la importancia de garantizar que ninguna niña o adolescente se vea obligada a faltar a la escuela debido a la falta de recursos durante su período menstrual para el año 2024.
En Belice, el primer ministro, John Briceño, dio un paso significativo anunciando la eliminación de todos los impuestos a los productos sanitarios femeninos a partir del 1 de abril de 2023. Este movimiento marca un avance esencial en la lucha contra la pobreza menstrual en el país. En este contexto, la organización estadounidense The Healing Hands Project destaca la importancia de reconocer los productos de higiene femenina como una necesidad básica, equiparándolos con la comida, el agua y el refugio.