Argentina: RIGI puede desbloquear inversiones en el sector forestal
Por Rafael Barišauskas, economista en Fastmarkets para América Latina
Argentina ha estado fuera de la ruta de inversiones en la producción de papel y celulosa durante los últimos veinticinco años, pero la situación podría cambiar pronto con la aprobación del nuevo RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones) en el país, publicado por el gobierno en julio de este año y vigente desde agosto.
El país ha observado cómo sus vecinos, como Brasil, Uruguay, Chile y, más recientemente, Paraguay, han recibido inversiones millonarias para la construcción de mega-planta de celulosa que atienden el mercado externo a través de exportaciones directas o indirectas.
Estas inversiones solo se han producido gracias a la combinación precisa de dos factores: ventajas comparativas locales, como la gran disponibilidad de tierra para la producción de madera y un clima favorable para el crecimiento de árboles; y aspectos institucionales que favorecen la atracción y retención de capital en el país, incluyendo seguridad jurídica y económica. Estos dos factores son condiciones necesarias para inversiones de gran porte.
En todos estos países sudamericanos, a excepción de Argentina, se han observado estos dos factores y, por lo tanto, han permitido inversiones gigantescas a largo plazo en el sector forestal en algún momento, cuando condiciones perfectas de financiamiento y equilibrio entre oferta y demanda lo han permitido.
Argentina, en medio de diversas crisis económicas, control (y descontrol) inflacionario, congelamiento de precios y restricciones para la movilización de capital, así como cuotas de volumen para exportación, ha perdido el timing y ha visto cómo la industria forestal se consolida y crece en los países vecinos.
El RIGI define sectores prioritarios para la inversión, tanto local como extranjera, incluyendo los sectores de infraestructura, tecnología, energía renovable y agroindustria, abarcando también el sector forestal en su alcance, lo que podría facilitar inversiones en el sector.
En resumen, el régimen garantiza beneficios fiscales, como la exención de impuestos sobre las ganancias y recortes de tributos para la importación de bienes de capital, como máquinas y equipos, por un determinado período de tiempo, variable según el tamaño del proyecto. Además, el RIGI prevé que la inversión genere créditos y otros beneficios fiscales para la inversión en investigación y desarrollo, como forma de incentivar el upgrading sectorial en la cadena de valor.
Sin embargo, las principales condiciones que podrían desbloquear inversiones en el país a través del RIGI son los cambios jurídico-institucionales que reduzcan los riesgos de operación y brinden seguridad a los inversores. Las inversiones realizadas a través del RIGI estarán exentas de controles de capital que Argentina pueda establecer en el futuro, además de garantizar el derecho a la repatriación de ganancias en moneda extranjera. Asimismo, el régimen establece que cualquier disputa relacionada con inversiones realizadas pueda ser arbitrada en tribunales internacionales.
Por otro lado, el RIGI establece un límite mínimo de inversión equivalente a 200 millones de dólares, con al menos el 40% de esta cantidad invertido en los dos primeros años tras la aprobación del proyecto por el gobierno. Las empresas, tanto locales como extranjeras, tienen hasta agosto de 2026 para manifestar su interés en asegurar los beneficios y presentar el proyecto para su aprobación por parte del gobierno.
Argentina también posee características geográficas y climáticas similares a las de Brasil, Uruguay y Paraguay para la producción de madera y, por ende, de celulosa y papel. El país cuenta con más de 20 millones de metros cúbicos de madera en forma de bosques plantados, superando con creces la demanda actual de aproximadamente 15 millones de metros cúbicos en sus 1.3 millones de hectáreas de bosques plantados, según un estudio realizado por el economista local Leandro Mora Alfonsín, con quien tuve el placer de conversar en Buenos Aires. Se espera que el país pueda ampliar casi un 200% su área de bosque plantado a 3.7 millones de hectáreas si hay demanda por la madera, considerando las condiciones ideales de suelo y clima para la plantación.
Teniendo en cuenta el stock actual de madera disponible, el país ya tendría una parte relevante de la oferta de madera necesaria para la construcción de una planta de celulosa y papel de gran tamaño, además del espacio disponible para la expansión del cultivo forestal y, por ende, de la producción de celulosa y papel, rompiendo un ayuno de más de una década sin grandes proyectos en el sector.
Si efectivamente el RIGI desbloqueará inversiones en el sector o no es difícil de predecir. Sin embargo, cumple con gran parte de las precondiciones necesarias para el establecimiento de inversiones en el sector y tiene un gran potencial para desbloquear aportes.