Cómo Softys innovó para producir millones de máscaras en un tiempo récord
Según el gerente de calidad LATAM de Softys, la empresa compró cinco máquinas para fabricar máscaras de alta calidad
Al inicio de la pandemia Covid-19, el país enfrentó un grave problema de falta de equipo de protección personal (EPP) para los profesionales de la salud, incluyendo mascarillas, uno de los productos esenciales para la prevención del virus. Teniendo en cuenta su responsabilidad social, Softys desarrolló en un tiempo rápido un proyecto que hizo posible la donación de máscaras en Brasil y América Latina.
En una entrevista para el portal de Tissue Online, el gerente de calidad para LATAM de Softys, Alexandre Luiz, informó sobre la adquisición por parte de la empresa de cinco máquinas para la fabricación automática de máscaras, una para Brasil y las otras para otros países latinoamericanos en los que opera la empresa. Softys tiene una misión muy clara, que es cuidar a las personas en todas las etapas de su vida, y eso fue un gran factor motivador, además de que la junta fue sumamente ágil, pues la intención inicial era ayudar de manera efectiva“, declaró el ejecutivo.
El intervalo entre la decisión de compra y la puesta en marcha de la máquina en Brasil fue de 22 días, tiempo considerado extremadamente rápido, ya que la adquisición de maquinaria suele ser un proceso que requiere planificación, además de burocrático, ya que la compra se realiza en China. “Fue un esfuerzo muy grande y nos enorgulleció mucho”, comentó Alexandre.
Se donaron 3 millones de mascarillas en el país, en regiones donde Softys tiene plantas. La iniciativa se produjo a pesar de una crisis en el suministro de materias primas, que debían ser específicas para producir un producto de calidad, garantizando la salud y seguridad del usuario.
Las mascarillas producidas por la empresa están registradas por Anvisa y cumplen con los estrictos estándares que aseguran la filtración de partículas en el producto. El gran diferencial de las máscaras Elite son las orejas elásticas en lugar de los hilos elásticos, que tienen una mejor estructura en el lateral de la máscara. “Sellas completamente el lado de la cara y, al respirar, el flujo de aire pasa por el elemento filtrante para que te sientas más protegido y extremadamente cómodo”, explica Alexandre Luiz.
“Un segundo diferencial es la pinza nasal, más resistente que la máscara convencional, con una rigidez que ayuda a quienes usan gafas a evitar el problema de empañar las lentes”, agregó. La compañía también lanzó la mascarilla Elite Classic, que ofrece una mayor protección que las mascarillas de tela, también fabricada con materiales de grado médico que aseguran una filtración con un alto grado de protección en ambos productos.
Preocupado también por el destino final de las máscaras, Softys lanzó un programa de reciclaje de máscaras en Chile, en conjunto con la Universidad de Concepción. “Es un trabajo en el que se realiza la recolección, pasando por un proceso de esterilización y finalmente reciclado, dando como resultado un producto de usos múltiples, ya que todos los componentes, excluyendo la pinza nasal, son de polipropileno, un tipo de plástico multiusos que se usa mucho en la industria en diversas aplicaciones», dijo Alexandre, señalando que el objetivo es reciclar una tonelada de mascarillas por mes.